J.FEO, Arafo
El colorido, el tipismo y el respeto por las tradiciones se conjugaron en la tarde de ayer en el transcurso de la tradicional romería celebrada en la Villa de Arafo con motivo de las fiestas patronales en honor de San Juan Degollado, San Agustín y San Bernardo.
El evento, que comenzó después de las 17:00 horas para evitar el calor, fue un completo éxito de participación al ser multitudinario, como viene siendo habitual cada año.
Alrededor de medio centenar de carretas tiradas por yuntas, bailarines y distintos grupos folclóricos pusieron en alza el valor de las tradiciones en el transcurso de una jornada en la que la cordialidad y las ganas de disfrutar marcaron dicho acto de las fiestas patronales araferas.
La comida y la bebida tampoco faltaron en todo el recorrido de la romería, que estuvo encabezada por la imagen de San Agustín, clero y autoridades municipales. De hecho, la comitiva salió desde la plazoleta de La Cruz, una vez finalizó el oficio religioso, y tras recorrer las calles principales del casco urbano se llegó a la plaza de San Juan Degollado, lugar donde terminó dicho evento.
En este sentido, uno de los momentos más emotivos de la cita romera fue cuando San Agustín se quedó en su templo y por donde desfiló cada uno de los participantes.
Posteriormente, se llevó a cabo el baile de magos en la plaza de San Juan Degollado.
Medio centenar de carretas y decenas de grupos folclóricos con sus cuerpos de baile participaron en la tarde de ayer en la romería con la que Arafo celebra uno de los días grandes de sus fiestas patronales, en honor de San Juan Degollado, San Agustín y San Bernardo. Esta es la primera vez en 35 años que esta villa, enclavada en el Valle de Güímar, sale a la calle con traje típico, a ritmo de isas, folías y malagueñas, sin el que fue alcalde hasta el pasado mayo, Domingo Calzadilla, que cedió el bastón de mando a su sucesor, José Juan Lemes, también del PP.
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