El
imperio del poder del Pájaro Carroñero se ha extendido por todos los confines
del pueblo. Los escuchas del poder conforman una enrevesada tela de araña
de espías y contraespías que busca y rebusca en busca de cualquier indicio que
les lleve hasta aquellos que se resisten a ser controlados y manipulados por el
Cesar que todo lo preside.
Las
tierras están secas, no sólo por lo lejano en el tiempo en que han quedado las
lluvias, sino por la falta de trabajo y de liquidez de los que las cuidan. Se
ha suspendido la ilusión en Arafus hasta dentro de al menos otros tres
años.
Los
trabajadores del Cesar acuden cada mañana en las puertas del palacio imperial
sin saber ni para qué lo hacen o en qué pueden entretener sus horas de
descanso, los jefes de las legiones están en otros menesteres más ociosos…igual
de retribuidos pero más ociosos…
Se
oye, se habla y se comenta que nadie del Cesar hacia abajo en la pirámide del
poder se atreve a reconducir el caos que reina ante la imposibilidad de
entender el entramado de deberes y favores concedidos y recibidos que
configuran un trasfondo de voluntades distorsionadas.
Oficiales
que pasan el día velando por el dios Eolo, mirando a diestra y siniestra por si
llega una brisa de aire , otros contemplando los parabienes que el dios Baco ha
dejado por las esquinas del pueblo en forma de fondas y a lo que destina dos o
tres horas de la jornada laboral. La plebe está harta ya de mantener a tal pandilla
de vagañetes!.
¡esa carita! ¿ a quien me recuerda? |
Él
se cree querido… ¡ pobre delfín!… él no es más que un entretenimiento
mientras otros airean y oxigenan sus mentes. Siempre se ha dicho en la antigua
Roma que quien mata a hierro no muere a gorrazos y eso es muy cierto. “
Roma no paga traidores”, y Arafus recuerda…
Ahora,
y para entretener a la plebe y tras los grandes juegos imperiales, se
preparan las fiestas reales en honor al Cesar y a su cohorte, que son los que
representan a los dioses en la tierra. Este año no será su hermano de
sangre güimarera quien dirija el espectáculo, sino que lo hará un romano del
pueblo, y además para contentar todas las candidatas a reinas lucirán por igual
galas y engalanas, así no se notará quien es hija de plebe y quien no lo es, y
las de siempre que acuden a criticar a las candidatas tendrán que fijarse esta
vez en el color de sus ojos y no en las prendas de alta o baja costura que lucían hasta ahora. Todo
será dentro de palacio, porque fuera hay incertidumbre y descontento de la
plebe. Los generales romanos afilan sus largas espadas para visitar como cada
año casa a casa a los vecinos y solicitarles sonrisa en boca que colaboren con
los grandes fastos imperiales, los voluntarios verán los fuegos artificiales,
los que no colaboren tendrán feo destino.
Arafus
es así. Todos saludarán y agasajarán al Cesar cuando salga a la
plaza del pueblo a hablarle a la plebe, sonreirán mientras sus mentes vuelan
hacia lugares donde habita la libertad.
Las
cocineras abrillantan sus cacerolas para preparar los mejores platos, aunque
hayan logrado la entrada en palacio de forma fraudulenta, cual inmigrante
irregular en tierra propia, gritan que de allí no les sacarán…pero Roma ha
visto mucho en su larga existencia…
Las
bandas de música ensayan sudorosamente las piezas musicales que harán sacar
aplausos de unas manos cansadas de trabajar y de esperar. Los mayores vigilan
los movimientos del ejército en la calle, todos los voluntariosos
pelotillas del Cesar subirán y bajarán calles, escaleras y fachadas colocando
los adornos y plantas que a todos digan que el Cesar está en fiestas… una vez
más.
Los
modistos del Cesar tejen sus galas, hilos de oro para la capa imperial…quizás
un nuevo bastón de mando con empuñadura dorada, el Cesar ante todo es
coqueto…presumido…delicado en sus maneras…
Él
es Cesar por nombramiento no por sangre y eso se le nota a pesar de que se
empeñe en disimularlo, sólo hay que fijarse en la calaña de aquellos que le
rodean, de sus fieles generales y generalas de pacotilla, que más que una
comparsa parecen un murga. No hay clase y no se les puede pedir más salvo
que se vayan del poder ya. La plebe tiene derecho a trazar su propio
futuro y quiere hacerlo, pero aquellos a los que ha mandado de avanzadilla han
sido aniquilados por los generales, sólo les alienta la idea de que cada día
son más y con más ansia de libertad, saben que el tiempo pasa y que ellos
tienen la razón. ¡ Avec Cesar, aquellos que te adulan te saludan!.